la felicidad de lo cotidiano

Hace mucho que no escribo nada! ojalá este sea el comienzo de la periodicidad.

Tuvimos un fin de semana increible... pero no como todos se imaginarán a simple vista. Fati estuvo con fiebre, del sábado al domingo casi no dormimos. A las 6 nos levantamos y fuimos a la guardia del diagnóstico (hermosa sala de espera, btw).

Luego todo el domingo con el chanchito con fiebre, que no podía con su alma y no sabía como expresarlo...

¿y qué tuvo de bueno entonces? pues fue una maravillosa sucesión de cosas cotidianas. Y ese sentirnos un equipo cuando uno de la familia estaba mal, fue maravilloso.

A la tarde del domingo se largó a llover, y con las gotas también le agarró sueñito a Fati, así que como la noche había sido complicada, nos acostamos los 3 en la cama grande. Mientras cerraba los ojos, y oía por un lado el corazoncito de Fati tan cerca, y por otro las gotas de lluvia allá afuera tan lejos, miré a mi mujer y pensé: esto es el paraiso, esta es la felicidad. Ese instante. Una gotita de paraiso nos regaló Dios.

Estoy seguro que en la eternidad va a ser así todo el tiempo, para siempre.

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