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No perder de vista
Los hijos son maravillosos. Y a la vez altamente demandantes. Me duele a veces observarme llevado por el cansancio del día a día, perder de vista la realidad del milagro que a cada minuto Dios me pone delante. A veces nos acostumbramos tanto a lo maravilloso, que perdemos la capacidad de contemplarlo. Todos los días nos rodean milagros increibles, y nos perdemos en lo cotidiano. Perdemos nuestra capacidad de asombro. Maldito acostumbramiento. Hoy miraba a mi hija, y pensaba: Pensar que yo te vi cuando eras una lucecita en un monitor, y la doctora me dijo: ese es el corazoncito. Pensar que desde aquel día, minuto a minuto el milagro de la vida le ganó al caos de la muerte, y acá estás, hoy, delante de mi, pidiéndome que vaya con vos a jugar a tu cuarto. Yo somos tan miserables que no podemos ver más allá de nuestras narices, y nos fijamos en el cansancio, en lo que dejamos de hacer para ir a jugar al cuarto, en lo que nos queda terminar del trabajo, o en el partido de fútbol que n...
Jesús durmiendo en la tormenta
Lo tomé prestado de acá: http://hjg.com.ar/blog2/m201101.html#post20110129104600 De un sermón de San Agustín , a propósito de la lectura del evangelio de hoy . (La referencia al salmo proviene de otra traducción, claro está). Estás en el mar y llega la tempestad. No puedes hacer otra cosa que gritar: «¡Señor, sálvame!» ( Mt 14,30 ) . Que te extienda su mano el que camina sin temor sobre las olas, que saque de ti tu miedo, que ponga tu seguridad en él, que hable a tu corazón y te diga: «Piensa en lo que yo he soportado. ¿Tienes que sufrir de un mal hermano, de un enemigo de fuera de ti? ¿Es que yo no he tenido los míos? Por fuera los que rechinaban de dientes, por dentro ese discípulo que me traicionaba». Es verdad, la tempestad hace estragos. Pero Cristo nos salva «de la estrechez de alma y de la tempestad» ( Sal 54,9 LXX). ¿Está sacudido tu barco? Quizás sea porque en ti Cristo duerme. Un mar furioso sacudía la barca en la que navegaban los discípulos y, s...
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