¿Cómo no creer?

Te extraño viejo. Me gustaría que estés acá.  Me gustaría que sepas que entré a trabajar donde tanto quería, donde soñaba de chico. Me gustaría haberte traído, y mostrarte todo. Me encantaba cuando te brillaban los ojos haciendome preguntas técnicas. Eras tan inteligente y curioso, nunca dejabas de aprender. Me hubiera encantado mostrarte todo. Me gustaría que sepas que tenés otra nietita. Me gustaría que ella te hubiera conocido. Siempre le hablo de vos. Ella me dice: ya sé, tu papá que está en el cielo. Me gustaría también que las vieras a Fati y a Lupe, tan grandes que asustan, tan lindas, tan buenas.  Me gustaría llevarte a pasear, charlar con vos, pedirte consejo. Mimarte, poder devolverte una pizca de todo lo que me diste. Me gustaría sentirte un poco orgulloso de mi.  Me gustaría pedirte perdón por tantas cosas. Estoy seguro que me dirías que no sea boludo, pero son esas cosas que uno se guarda en el pecho. Y después de tantos años, habiéndome convertido en papá, f...

Erase una vez, hace mucho tiempo atrás, que Fernanda y yo pasamos mucho tiempo (muchos años) intentando tener hijos y no pudiendo.   Pasaron los años, y finalmente pudimos. Cuando llegó Fátima, y luego Guadalupe, siempre me imaginé que me haría algún tatuaje en agradecimiento, y me acordaba de la frase que abre el magníficat: Magnificat Anima mea Dominum. Pero por esas vueltas de la vida, nunca me hice ningún tatuaje, y quedó en projectos, recuerdos. A qué vendrá todo esto? No, no me hice ningún tatuaje. Pero me pasó lo siguiente. Domingo de verano, tenía que terminar algo de trabajo, así que después del almuerzo me senté con la compu. Dado que es domingo, toda la familia dando vueltas, especialmente las nenas. Resulta que Lupe andaba aburrida, y como yo estaba sin remera me dice: te puedo dibujar algo en la espalda? Me encanta cuando hace eso. Le dije claro! Porqué no me escribís esta frase, y se la imprimí en una hoja. No me la escribió, y en cambio me dibujó unas flores her...